Acá hay algo de lectura variopinta para pasar el rato. Si el material es de su agrado, les agradeceré que me lo hagan saber pues alimenta mi ego. De lo contrario también avisen así no paso más verguenza.

Tuesday, September 26, 2006

¿Como pude llegar a esto?

¿Como pude llegar a esto?
(por Lechuza)

Es casi el mediodía del domingo y un muchacho de unos veintitantos se levanta de su cama, dispuesto a darse una ducha. Entra al baño y se mira al espejo, un poco mareado por la resaca de la noche anterior, reconociendo así que la última cerveza estuvo demás.
Corre la cortina de la ducha distraído pero inmediatamente descubre algo que lo paraliza un instante. Traga saliva y sin apartar su mirada de ahí, sale del baño. Retrocede hasta toparse con un rincón del living y se desliza hasta quedar sentado en el suelo, con los brazos alrededor de las piernas.
Repentinamente suena el teléfono. Observa el aparato temeroso, dejándolo repicar unas cuantas veces hasta que decide atender.
- Hola Fernando, ¿recién te levantás?- dice su madre, que como todos los domingos lo llama para que vaya a almorzar a su casa.
- Si… más o menos- logra decir mientras trata de recomponerse.
- ¿Vas a venir?
- No, la verdad que no creo.
- Otra vez lo mismo- replica un tanto molesta-. Ya no nos vemos nunca.
- Perdón mamá pero tengo cosas que hacer. Después hablamos- responde para terminar la conversación, aún un poco tenso.
- Está bien. Un beso. Pero llamame eh...
- Si, no te preocupes. Un beso.
Cuelga y se queda mirando el teléfono, pensativo.
Unos minutos más tarde, cavilando aún en busca de respuesta a su descubrimiento, escucha el sonido de la cerradura y se sobresalta. Entra una chica que lo saluda con naturalidad.
- Mi amor ¿cómo dormiste?- consulta justo antes de darle un rápido beso.
- Bien, bien... - responde disimulando su asombro.
- Pensé que iba a llegar antes que te despertaras- le dice a modo de disculpa-.
Pasé por la rosticería y traje un arrollado de pollo. ¿Te gusta verdad?- y ante un tímido gesto de aprobación, ella entra a la cocina-. ¿Sirvo la comida o te bañas primero?
- No, deja... me baño después.
Fernando aprovecha la distracción para ir hasta el baño y mirar en la ducha sin saber qué hacer, pero se interrumpe cuando la escucha en el living preparando la mesa.
Cierra la cortina y va hasta su cuarto por un jogging para sentarse a comer junto a ella.
La chica hace algunas apreciaciones triviales sobre la comida y él responde lo indispensable, aún abstraído.
- Me encontré con la viejita divina del primero...- comenta ella luego de un largo silencio- esa que es amorosa y cuando me ve me da charla– aclara para facilitarle las cosas al muchacho.
- Si..., la ubico- atina a decir, un tanto desconcertado.
- Te mandó saludos, pero además dice que no te olvides de devolverle el cuchillo de cocina que te prestó el otro día.
- Ah si, es verdad.
- Si querés se lo bajo después y mañana le pido uno a mi madre.
- No... no vale la pena- interviene un poco tenso- Mañana compro uno y se lo devuelvo.
- Bueno, como quieras – dice sin dar mayor importancia al asunto.
Luego de unos instantes y un par de comentarios de ella sobre el clima del día, terminan de comer y la chica lleva las cosas a la cocina. Luego va al dormitorio ante la atenta mirada de Fernando. Se abriga con un buzo de él y regresa. Se sienta en el sofá a ver la tele mientras el muchacho se levanta de la mesa desorientado.
Haciendo un gesto con su mano, acompañado de una dulce sonrisa, lo invita junto a ella. Fernando se acerca dubitativo hasta que se recuesta en su falda, ocultando su rostro ensombrecido. Ella parece disfrutar, en cambio él mira el televisor pero piensa en otra cosa.
Así pasa un rato hasta que ella mira el reloj. Se levanta para ir al dormitorio y después al baño, sin darle tiempo de reacción. Él espera expectante, hasta que regresa cepillándose los dientes.
- Me voy a estudiar a lo de Julieta. Calculo que vengo pronto- le comenta con la boca espumosa-. Él apenas logra asentir con la cabeza antes que ella regrese al baño para enjuagarse. Recoge lo necesario, lo pone en su mochila y le da un beso de despedida. Él sigue con la vista todos sus movimientos hasta que sale y luego con su oído hasta que el ruido de sus pasos se desvanece por la escalera.
Espera un instante y va al baño para verificar que en la ducha siga todo igual. Recorre el apartamento preocupado. Vuelve al living. Toma el teléfono y llama.
- ¿Javier?- pregunta nervioso cuando lo atienden.
-¿Si... Fernando?- su amigo parece reconocerlo a pesar de todo.
- Si, soy yo. Necesito que vengas por acá.
- ¿Qué pasa?- consulta con cierta pereza.
- No sé exactamente pero ¿podés venir a casa, por favor?
- Pero ¿qué...?- inquietándose por el tono- ¿Es algo grave?
- Si... mirá, no te lo puedo explicar ahora. Mejor si venís y hablamos acá.
- Bueno, está bien. Tengo que ir a buscar a Marcelo y voy para ahí ¿Te parece?
- Dale, chau- responde Fernando secamente y corta.
Los siguientes minutos le resultan interminables. Sentado en el sofá, fuma un cigarrillo y hace zapping compulsivamente hasta que suena el timbre. Se levanta como con un resorte, abre la puerta y entran ambos amigos.
Sin siquiera saludarlos Fernando comienza a explicarles el asunto de forma bastante confusa. Ellos tratan de calmarlo y al cabo de unos minutos logran organizar el relato con preguntas que él contesta con lo que sabe o lo que recuerda.
- Pero cuando la encontraste ¿Carla no estaba?
- No, llegó unos minutos después con un arrollado de la rosticería -responde esta vez, con el fastidio de quién no se siente comprendido-. Después comimos y miramos tele hasta que se fue a estudiar a lo de una compañera. Pero vuelve en un rato…
- ¿Y que pensás hacer?- continúa Marcelo aún perturbado.
- No sé, no sé... Cuando la vi me di cuenta que se me había ido la mano. Pero el problema es que no me acuerdo lo que pasó anoche. ¿Y si fue cosa de ella?- agrega luego de una pausa, tratando de deslindar su responsabilidad.
- No creo... ¿a vos te parece que va a hacer algo así sin que vos tengas nada que ver?- Javier formula la pregunta con evidente ironía.
- No sé, la verdad que no entiendo nada- responde claramente angustiado.
- Y ayer... ¿como fue todo?- Marcelo camina por el lugar con su mano en el mentón, en actitud analítica.
- Normal, yo que sé…
- ¿Y no sabés como pudo llegar hasta ahí? – profundiza, señalando el baño.
- No, que voy a saber...
- ¡Estarías bien borracho hijo de puta!- Javier interrumpe meneando la cabeza.
- Bueno ta… -lo corta Fernando avergonzado- ese no es el asunto ahora.
- Entonces ¿Carla fue al baño pero no comentó nada? – insiste Marcelo.
- Si, claro que fue. La estuve mirando todo el tiempo.
- Pero si no corrió la cortina, tal vez no haya visto nada- argumenta Marcelo, tratando de contemplar todas las opciones.
- Para mí que sabe y se hace la boluda- acota secamente Javier.
- En realidad…- Marcelo reflexiona amparándose en la contundencia los hechos- como sea estás en tremendo lío.
- ¡Has criado un monstruo!- exclama Javier con fingido dramatismo mientras se para.
- No jodas, esto es serio- los corta el damnificado, realmente preocupado por la situación.
- Hermano, que cagada te mandaste! -se compadece Marcelo, poniéndole una mano en el hombro, luego de un breve silencio.
Javier mira el baño y camina tímidamente hacia allí mientras Fernando lo observa.
- ¿Puedo ver... o es algo muy fuerte?- pregunta finalmente desde el pasillo.
- No seas idiota- responde con resignación, al tiempo que Javier llega al baño, respira hondo y corre la cortina para mirar en su interior.
Solo un instante le basta para aventurar el desenlace.
- De esta no te escapás... esta mina se te queda- grita desde allí, al ver la bombachita colgando en la canilla.

2 Comments:

Blogger Blondiepower said...

Cuando le das a alguien un estante de tu ropero y permitis que deje su cepillo de dientes... estas perdido!

5:32 AM

 
Blogger lechu said...

es increible todo lo que se puede perder en un parpadeo

6:10 AM

 

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